EL úLTIMO WHATSAPP DE OSWALDO A SU NOVIA ANTES DE MORIR TRATANDO DE RECUPERAR SU IPHONE EN VALLECAS: "LLAMA A LA POLICíA. ME ESTáN ESTAFANDO"

Se percató de que era víctima de un engaño y, cuando su timador trató de huir, se encaramó a la ventanilla de su coche en marcha. Falleció al estamparse contra un poste.

«Oswaldo quedó con el otro chico en Atocha Renfe, le dio su iPhone y él se supone que le había hecho una transferencia pero todavía no había llegado. Oswaldo le dijo al comprador que 'no podía irse así como así' y el chico se ofreció a llevarnos a casa en su coche. A mí me pareció mal porque suponía montarse con un desconocido, pero tampoco quería dejar solo a mi novio», cuenta su pareja, Valeria Pérez. Una corazonada que, lamentablemente, resultó estar en lo cierto: menos de media hora después, Oswaldo murió arrollado por ese mismo vehículo tratando de recuperar su iPhone a la venta.

Sobre el comprador, Valeria solo recuerda «que se llamaba Jeremy, que era dominicano y que conducía un Tesla». El trayecto en este coche eléctrico entre Atocha Renfe y el número dos de la avenida de Santa Eugenia, en Vallecas, donde vivía la víctima, Valeria lo recuerda con amargura: «El dinero no llegaba y el conductor se encontraba cada vez más nervioso».

«Al detenerse junto a la estación, nos bajamos del coche, pero aún no teníamos noticias de la transferencia», recuerda. «Oswaldo le pidió a Jeremy ver el justificante de la transferencia en la app de su banco, pero Jeremy le daba largas una y otra vez diciéndole que eso era privado».

Para Oswaldo no se trataba de una transacción rutinaria. El iPhone 15 Pro Max que había puesto en oferta en su perfil de Wallapop era una venta importante con la que esperaba ganar una cantidad equivalente a su sueldo de un mes. Según figuraba en el anuncio, lo vendía por 1.300 euros. Un precio muy cercano a los 1.319 euros por los que se vende en Amazon, aunque Oswaldo precisaba que estaba «aún en su caja, con el precintado».

Oswaldo había abandonado su Maturín natal cuando tenía 19 años buscando salir de la crisis que azotaba Venezuela. Primero recaló en Ecuador, más adelante en Perú, y finalmente acabó en Madrid, donde llegó hace dos años y trabajaba de cocinero para El Corte Inglés.

Entre lágrimas, Valeria recuerda que Oswaldo le envió un último WhatsApp a hurtadillas cuando ambos se encontraban junto al coche: «Llama a la Policía, me están intentando timar», rezaba escuetamente tratando de que ella se ausentara un momento y notificara la situación a las autoridades con la excusa de que tenía que coger la llamada de un familiar. «No pude llamar porque justo en ese momento me quedé sin batería en el celular», se lamenta.

Mientras tanto, Oswaldo y Valeria insistían a Jeremy en que no podía marcharse sin confirmar la transferencia, pero este decidió escapar en su Tesla. «Como me había movido, aprovechó para arrancar y, al verlo, Oswaldo corrió a encaramarse a la ventanilla del coche para recuperar su teléfono, pero se estampó contra una farola», relata entre lágrimas.

Sin batería y con su novio agonizando, Valeria pidió auxilio a gritos y los viandantes llamaron al 112. «Lo que más me duele es que no fue una muerte rápida. Oswaldo hacía ruidos de dolor y yo le decía que todo estaba bien, que resistiera, que siguiera haciendo ruidos para saber que se encontraba consciente, pero su pulso se fue apagando y dejó de hacer ruidos antes de que llegara la ambulancia».

Ahora, Valeria ha organizado una colecta a través de la plataforma GoFundMe para recaudar 10.000 euros con los que poder repatriar el cadáver del joven a Venezuela para que pueda «tener una despedida digna» con su familia, «que llevaba siete años sin ver a su hijo».

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