CéSAR RINCóN, DESDE EL DOLOR TRAS VER SU ESTATUA DERROCADA: "QUE SEA PUNTO DE INFLEXIóN PARA EVITAR LA DESTRUCCIóN DE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL"

El maestro agradece las muestras de solidaridad pero no deja de sentir cierta decepción por la situación de la tauromaquia en Colombia:"Avisé de que no valía con los mensajitos a golpe de tuit".

César Rincón, el maestro colombiano, el dios de piedra de Bogotá, torero de Madrid, figura universal, siente dolor, decepción y agradecimiento. Son todos los sentimientos que han desencadenado los últimos acontecimientos en su tierra: unos salvajes derrocaron la escultura con su imagen triunfal en la plaza de toros de Duitama como se decapita a un rey. La situación de la tauromaquia en Colombia no causa menos dolor. El atentado contra la estatua de Rincón es el reflejo, la imagen, el resumen, el fin de la fiesta.

César venía alertando desde hacía mucho tiempo. Ahora sólo repite que "es la crónica de una muerte anunciada". Pero lo dijo en voz alta y también en voz baja: "No valía con los mensajitos a golpe de tuit, había que crear un gran movimiento". Por eso, tras el dolor, viene la decepción con el sector taurino y, en cierto modo, con la Fundación Toro de Lidia (FTL) de la que un día fue patrono. El maestro avisó a la entidad, a Victorino Martín, su presidente, de que a golpe de tuit no se evitaría el desastre.

Por otra parte, de un sector tan inmovilista como el taurino cabía esperar el tancredismo. "A fin de cuentas para lo que quedaba en Colombia [Manizales y Cali, la Santamaría sigue cerrada]", dirán como dijeron durante el proceso abolicionista de Cataluña. Cuando ya únicamente resistía Barcelona en pie como bastión postrero, fue tarde. La Monumental cayó como la última ficha del efecto dominó que antes había tumbado Gerona, Tarragona, San Feliu, Olot, Figueras... El sector miró hacia otro lado. El entramado legislativo del pujolismo desembocó en el liberticidio de 2010. Ni la reversión del TC seis años después valió.

La persecución del presidente Petro también sido inasequible al desaliento desde que fuera alcalde de Bogotá hasta que alcanzó la presidencia: el Congreso colombiano aprobó el pasado 28 de mayo la prohibición de las corridas de toros en todo el país.

César Rincón, tras el dolor y la decepción, entona el agradecimiento "por los mensajes de apoyo y solidaridad que he recibido ante el lamentable incidente ocurrido en la plaza de toros de Duitama, donde unas personas derribaron una obra de un escultor colombiano que exaltaba mi nombre como torero y valoraba nuestras más profundas raíces en el departamento de Boyacá, donde nació mi adorada madre".

"Espero que este desafortunado acontecimiento sea un punto de inflexión para evitar que actos de barbarie como este sigan destruyendo nuestro valioso patrimonio cultural", concluye el torero que un día paseó el nombre de Colombia por todo el mundo, rindió cuatro Puertas Grandes de Madrid (1991) y volvió como ídolo nacional a un país que hoy destruye su memoria y reniega de su cultura.

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