LA NUEVA EUROPA ARRANCA SIN EL APOYO DE MELONI

Los líderes europeos avalan a Von der Leyen, Costa y Kallas. La primera ministra italiana se abstuvo con la alemana y votó en contra de los demás tras recibir promesas..

El acuerdo y la designación de los nombres de quienes ocuparán los puestos de máxima responsabilidad en Europa durante el próximo ciclo legislativo llegó prácticamente hecho ayer a Bruselas. Ursula Von der Leyen a la presidencia de la Comisión Europea, el ex primer ministro portugués, António Costa, como responsable del Consejo Europeo, y la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, nueva Alta Representante para la Política Exterior, sustituyendo a Josep Borrell. Precisamente eso fue lo que molestó, y mucho, a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, que no formó parte del grupo de seis líderes europeos que precocinaron el pacto. El enfado fue tal que, en una decisión totalmente inesperada, la italiana se abstuvo en la votación de Von der Leyen, que es lo que se buscó durante toda la jornada y también como muestra de la buena sintonía y relación que tienen la italiana y la alemana, que se necesitan para los próximos años. Pero votó en contra de Kallas y Costa.

El portugués, que también recibió el sorprendente apoyo de Viktor Orbán, sale ya elegido mientras que Von der Leyen y Kallas tendrán que ser ratificadas por el Parlamento. Pero más allá del trámite, lo que es evidente es que Meloni se ha revuelto. Los líderes trataron durante todo el día de integrarla, de abrirle las puertas de la nueva Europa, pero ella ha rechazado cruzar esa puerta como el resto pretendía.

Y eso que en los pasillos del Consejo Europeo sobrevolaba la idea de que no sólo habría palabras políticas positivas hacia la italiana, sino que se le podría ofrecer un cargo relevante en el ámbito económico. Un puesto que la italiana pueda vender a su público tras este esquinazo, pero también que le sirva para ejercer peso y presión en el Berlaymont durante el nuevo mandato. Por ejemplo, una vicepresidencia ejecutiva con tintes económicos.

El problema, añadían fuentes comunitarias, es que esta concesión no es algo que se pueda certificar en la cumbre, sino que corresponde a Von der Leyen, mandatada para la configuración del nuevo colegio de comisarios. El rechazo de Orbán a la alemana, en cambio, se daba por hecho, aunque finalmente además de apoyar a Costa también se abstuvo con Kallas. "Los votantes europeos han sido engañados. El PPE ha formado una coalición de mentira con la izquierda y los liberales. ¡No apoyamos este vergonzoso acuerdo", advirtió el propio líder del Fidesz a través de X.

Pero Italia no es Hungría. Ni es un país cualquiera. Es un estado fundador, es la tercera economía de la Eurozona y Hermanos de Italia fue uno de los partidos más votados en las recientes elecciones europeas. Meloni se ha sentido excluida, humillada e ignorada. Su rostro de los últimos días, desde el inicio de las conversaciones para designar la cúpula de la UE, no lo ha ocultado. Cuentan en los pasillos de la capital comunitaria que no ha contestado el teléfono del griego Kyriákos Mitsotákis, que la llamó para darle el parte del acuerdo cuando se cocinó el martes.

Conscientes de estos difíciles equilibrios, los acercamientos de los líderes a Meloni se produjeron desde el mismo momento en el que comenzó la cumbre. Y fueron especialmente afables desde las filas del Partido Popular Europeo que es, sin duda, el partido más interesado en cortejar a la italiana. "Es un malentendido. A veces necesitamos unas plataformas políticas específicas para facilitar el proceso. La posición común de estos tres partidos más grandes en el Consejo es solo para facilitar el proceso. La única intención y razón de esta posición es facilitar el proceso. No hay Europa sin Italia y no hay decisión sin la primera ministra Meloni, es obvio", afirmó el primer ministro de Polonia y ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Menos amable se mostraban desde los socialdemócratas y los liberales, dos de las tres familias al frente de la negociación, que han mostrado, además, su rechazo constante a cualquier acercamiento o pacto con las fuerzas de la derecha radical. "Los 27 [países] son igual de importantes", advertía el canciller Olaf Scholz a su llegada. "Tenemos una coalición de tres partidos que pueden trabajar juntos. Para los cinco próximos años necesitamos estabilidad política y avanzar rápido. En el Parlamento Europeo hay tres grupos dispuestos a trabajar juntos. Así es como funciona la democracia. La democracia no solo va de bloquear, sino de trabajar de forma conjunta", advertía su homólogo belga Alexander De Croo.

Más apoyo a Ucrania

El otro gran protagonismo de la cumbre ha recaído en Ucrania. Volodimir Zelenski ha sido el invitado estrella para cerrar una semana que arrancó con el desbloqueo de los activos rusos congelados, continuó con la apertura de negociaciones de adhesión y concluyó ayer con la firma de un acuerdo de garantías de seguridad que busca blindar el apoyo financiero, militar y diplomático a Kiev en el largo plazo.

En el corto, la prioridad es otra: la entrega de armas. "Tenemos que trabajar ya en los próximos pasos. Lo más urgente son las defensas aéreas", afirmó el líder ucraniano. A su paso por la capital europea, Zelenski pidió redoblar los esfuerzos para celebrar una segunda conferencia de paz alegando que hay demasiadas víctimas civiles y soldados y que su país, a diferencia de Vladimir Putin, no quiere una guerra eterna. "Es muy importante para Ucrania, para Europa y para el mundo", advirtió.

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