LA BODA EN GALICIA DE BETINA, LA NIETA E HIJA DE LOS FUNDADORES DE RIANXEIRA: DOS VESTIDOS DE NOVIA, 180 INVITADOS Y KILOS DE MARISCO

Las bodas de Natalia Santos Yanes, hija de la joyera Cristina Yanes y el magnate José Luis Santos, con Esteban Rivas, hijo del empresario Esteban Rivas, en Valencia; la de la influencer Ana Moya y el jugador de fútbol Diego Conde, en Madrid, o la de Natalia Alfonsín, hija de Jaime Alfonsín, exjefe de la Casa Real Española, y Álvaro Winzer, también en la capital, no fueron las únicas que se celebraron el pasado sábado 29 de junio. A kilómetros de distancia, en Boiro, un municipio de A Coruña, celebraban sus nupcias Betina Alonso Pérez e Ismael Romay. La novia es la nieta y la hija de los fundadores de Jealsa, la mayor empresa conservera de pescado nacional, y de Jealfer, un emporio textil 'made in Galicia'.

Su abuelo, fallecido en 2022, fue Jesús Alonso Fernández, fundador de ambas empresas y alcalde de Boiro durante ocho años, durante 1995 y 2003. Su padre es el actual vicepresidente, Juan Luis Alonso Escurís.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

El imperio familiar

Jealsa Corporation, la Corporación Jesús Alonso, se fundó en 1958 en el puerto de Bodión, en Boiro. Dedicada a la fabricación y comercialización de conservas de pescados y mariscos, es propietaria de empresas como Rianxeira y Escurís, entre otras, además de ser proveedor de Mercadona. Hablamos del gran imperio conservero gallego con una facturación de más de 700 millones anuales y 6.000 empleados. Aunque Jesús Alonso Fernández, su fundador y abuelo de Betina, se inició en los negocios en 1954 con la compañía textil Jealfer, acrónimo de su nombre y apellidos.

Coetáneo de Amancio Ortega, Alonso puso así la primera piedra en una empresa que hoy es dueña de marcas de moda como Pertegaz, Viriato y Jorge Vázquez, y que mantiene la esencia de la casa, su carácter familiar. Presidida por Javier Alonso Escurís, las riendas las lleva la consejera delegada y diseñadora Purificación Alonso Escurís, ellos son dos de los cinco hijos del fundador. Las conservas de pescado llegarían a su vida tras su matrimonio con Pura Escurís Batalla, hija de un empresario que ya estaba inmerso en el negocio. Desde 2015 es Jesús Manuel Alonso Escurís quien preside la compañía que levantó su padre y su hermano, Juan Luis Alonso Escurís, padre de la novia, vicepresidente y director de operaciones.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Por si fuera poco, el nexo con Boiro, el municipio dónde tuvo lugar el enlace el sábado 29 de junio, se acrecienta con otro dato en el curriculum del abuelo de Betina: fue alcalde del mismo de 1995 y 2003 por el Partido Popular de Galicia. Se entiende, por tanto, que con el arraigo familiar y con la localidad como sede de todas sus empresas, Boiro fuera testigo del 'sí, quiero' entre Betina e Ismael.

En cuanto a su carrera profesional, la novia ha seguido los pasos de su abuelo y su padre. Hace años fundó su propio negocio: la marca de moda Empire Sapphire Equestrian. Especializada en ropa ecuestre para el día a día, a sus 32 años, la novia es digna heredera del legado familiar. Es la primogénita del matrimonio formado por Juan Luis Alonso y Betina Pérez, quienes además de Betina, tienen un hijo que se llama Jesús.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Boda íntima en Boiro, mariscada y tres postres

Dividida en dos actos, primero la ceremonia religiosa en la iglesia Santa Baia de Boiro, y después, la celebración y el convite en el Pazo do Tambre, a pesar de ser una de las familias más poderosas de Galicia, su boda fue íntima: estaban convocados 180 invitados.

Situada en el mismo casco urbano del municipio, la iglesia parroquial de Santa Baia es un claro ejemplo del arte barroco rural. Localizada al lado del Camino Real, sus orígenes barrocos se manifiestan en motivos estilísticos, resaltando el campanario, inspirado en la Torre del Reloj de la Catedral Compostelana. Allí contrajeron matrimonio Betina e Ismael.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Como manda la tradición, la novia llegó a las inmediaciones del templo junto a su padre y padrino. Una vez que los dos bajaron del coche, Juan Luis Alonso llevó a su hija del brazo al altar. Un arco de flores en tonos anaranjados dieron la bienvenida a Betina y su padre. Después, desfilaron por el eje central del templo hasta llegar al encuentro con el novio.

Convertidos en marido y mujer, el matrimonio cambió de ubicación para arrancar los festejos en el Pazo de Tambre, en la localidad de Serra de Outes, también en A Coruña. Se trata de un pazo del siglo XIX con más de 200.000 metros cuadrados repleto de fuentes, lagos y estanques, ubicado a orillas del río Tambre.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Del catering se encargó la cocina del propio Pazo de Tambre con un protagonista culinario: el marisco, el rey imbatible de la mesa en Galicia. Navajas, zamburiñas, cigalas, pulpo a la gallega, langosta y así, una gran variedad de productos frescos del mar. Todavía quedaban los platos principales y los postres. Lubina salvaje, una pieza suculenta de Angus y tres postres elaborados por la reputada repostería de Belén Confitería.

Dos vestidos de novia de Nicolás Montenegro

Para su gran día, Betina confió en el diseñador Nicolás Montenegro. Apoyado por el equipo de Tul Novias, la tienda nupcial fundada por Loli Calo en el año 2000, también en Boiro, y tía de la novia, el sevillano confeccionó dos vestidos de novia para la hija de Juan Luis Alonso. Calo, amiga de Montenegro e invitada en la boda de su hermana Ana hace unas semanas, ejerció de nexo de unión entre el diseñador y la novia.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Como primer vestido de novia, Betina apostó por un diseño de corte sirena con cuello cerrado a la caja, hombros marcados, manga larga, espalda en pico, silueta ceñida y falda rematada con una cola de tres metros. A diferencia de los vestidos desmontables que hoy mandan en la industria de la moda nupcial, Nicolás Montenegro construyó un traje sin piezas adheridas, una única prenda para vestir de novia de la empresaria. El detalle más especial fueron los bordados que se desplegaban por los hombros y la cintura del vestido de novia de la gallega. Tal y como ha revelado Montenegro a Vanitatis, esos bordados corrieron a cargo de Juan Rispo, un bordador artesano de Sevilla, que entre sus clientas podríamos destacar hasta la mismísima Virgen de la Macarena. Él borda a mano el manto de la dolorosa.

El velo puso el broche al primer look de novia. Es una pieza singular, un diseño en organza de seda tratada, que el modisto solo había empleado para otra boda, la de su hermana Ana.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Antes de entrar de lleno en el segundo vestido de Betina, pausa para señalar que otras cinco mujeres, invitadas e intimas de la novia, llevaron trajes del andaluz. Lourdes, la madrina y madre del novio, Ismael Romay; la fundadora de Tul Novias, Loli Calo, y además, Mercedes de la Fuente o Paola Alonso

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Inspirado en la silueta del vestido Manuela, apodado así en honor a Manuela Villena y el look de Montenegro que paseó en la alfombra roja de los Premios Goya de 2023 celebrados en Sevilla, el modisto construyó el segundo traje de novia para la nieta de Jesús Alonso Fernández.

Versionando el escote halter del vestido original, Betina presumió de estilo con un cuello subido cerrado en la parte trasera. Realizado en un tejido de crepe en blanco roto, es un vestido joya decorado con un bordado geométrico a base de pedrería plata. En cuanto al patrón, continua con una silueta recta, largo midi y abertura trasera en la falda para asegurar la comodidad de la novia al andar, moverse y bailar.

La boda de Betina e Ismael. (Fotos Susana Rios y Joan Marino)

Rompiendo con la tradición, los recién casados no abrieron el baile juntos. Sobre el escenario, la gran estrella fue el padre de la novia que deleitó a todos los invitados con un show en directo al más puro estilo Elvis Presley. Como fin de fiesta, un toro mecánico, música del DJ y una gran celebración bajo un cielo de guirnaldas desplegado en el exterior del pazo.

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