LOS LAKERS POR FIN SE MUEVEN

No está siendo el mejor verano para los Lakers. La franquicia angelina está inmersa en una especie de reconstrucción fallida, sin conseguir nada de lo que se propone más allá de seleccionar a Bronny James en la posición 55 del draft. Con eso se han asegurado la permanencia de LeBron James en la entidad (104 millones en dos temporadas), pero poco más. La eliminación contra los Nuggets en primera ronda de playoffs (4-1) precipitó la salida de Darvin Ham, pero desde entonces se ha iniciado un proceso que no termina y las cosas siguen sin estar atadas de cara a la temporada que viene. Ya, eso sí, con dos asistentes atados: Nate McMillan (ex de Blazers o Pacers) y Scott Brooks (que fue primer entrenador en los Thunder de Kevin Durant).

Antes de eso, hubo muchas negativas. La última fue la Terry Stotts, pero no la primera. El antiguo entrenador de los Blazers ha rechazado un puesto de asistente al lado de J.J. Redick, que aterrizó en el equipo tras otra negativa, la de Dan Hurley, que prefirió quedarse en U-Conn para ganar el tercer título consecutivo de la NCAA en lugar de aceptar la oferta de los Lakers. No ha sido el único: Dwane Casey, Sam Cassell o James Borrego tampoco han entrado en el cuerpo técnico y se había hablado de ellos. Y, de momento, Redick es el entrenador pero no tiene un equipo con el que trabajar ni con el que preparar la próxima temporada. Una situación complicada cuando nos adentramos en el mes de julio y que conlleva una serie de dificultades para los angelinos.

Tampoco en lo referente a los jugadores está habiendo, de momento, ningún tipo de suerte. Los Lakers han renovado a Max Christie, pero no han conseguido a esa tercera estrella que LeBron reclamaba incluso perdonando parte del salario que podría cobrar (y que acabará cobrando) y siguen con la misma plantilla que la temporada pasada, una que ya se ha demostrado insuficiente como para optar a un anillo que se conquistó en 2020 con una serie de jugadores que se empezaron a ir poco después. El fichaje de Russell Westbrook, inexplicable, desmadejó el rumbo. Y los últimos años de LeBron, que va camino de los 40 pero sigue a un nivel estupendo, han sido desaprovechados de una forma inexplicable que a muchos les ha parecido demasiado ilógico.

Las acusaciones apuntan a Rob Pelinka y Jeannie Buss, directivo y propietaria respectivamente. Sin margen salarial y en un mal momento económico como franquicia, toda la situación se resigna a aprovechar los últimos años de LeBron de una sola forma: con ovaciones continuas, récords de longevidad y muchos momentos nuevos para la historia que conllevarán una serie de ojos sobre una franquicia que ya sólo puede optar a eso. A exhibir a su última gran leyenda, a la que quiere renovar para las próximas tres temporadas. Así, el Rey se convertirá en el que más ha disputado en la historia de la NBA, algo extraordinario. Otro tope en su dilatada carrera deportiva, la de uno de los mejores deportistas de siempre. A eso se aferran los Lakers. No pueden encomendarse a mucho más. Por mucho que las negativas hayan terminado y que al fin se hayan movido.

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